Adela, quien es la hija más rebelde de la familia, lleva la única color en la drama. Todos las mujeres llevan vestidos negros menos Adela, quien lleva un traje verde. El uso de color en su personaje separa ella al resto de familia.
El tema de color vuelve cuando Bernarda se pide un abanico. Adela le da un abanico con flores rojas y verdes simbolizando su individualismo otro vez. Bernarda rechaza el abanico, pidiendo un abanico negro demostrando el conflicto entre la madre y la hija rebelde. Eso conflicto entre color y negro, vida y muerte, viene a un clímax al final cuando Adela rompe el bastón de su madre. Su triunfo es muy corto, y al final perece que la oscuridad ha ganado.
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En efecto... Adela muestra en su propio cuerpo su signo de rebelión y sexualidad.
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